Cap 6: Invitaciones e historias inesperadas.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando alguien tocó la puerta de mi habitación.

Rae: Hola, ¿estás despierta?
Yo: Aún si.
Rae: Has estado muy callada, ¿te sientes bien?
Yo: Físicamente, si. Mentalmente estoy confundida. Verás...
Pasé un tiempo explicándole todas las cosas extrañas que había notado en los Cullen, más específicamente en Edward, y explayándome un poco más cuando llegué a la parte de como él detuvo la camioneta solo con su cuerpo.
Rae: Pero... ¿Estás segura de lo que viste?
Yo: Completamente.
Rae: Se supone que no existe nada sobrenatural en esta dimensión. Lo sabríamos a estas alturas.
Yo: Él puede ser cualquier cosa, Rae, pero te aseguro que no es humano.
Rae: ¿Qué crees que pueda ser?
Yo: No lo sé... ¿Conoces a alguna criatura con esas características?
Rae: Ninguna, en realidad. Aunque debas usar magia debes saber qué es, solo procura ser discreta. Si él es magia negra estamos en problemas.
Yo: Habríamos sentido la presencia de magia negra.
Rae: Eso estaba pensando, pero con lo poco que sabemos podría ser una posibilidad.

Esta fue una de las pocas charlas con Rae que no logró animarme. Me dormí pensando un varias posibilidades y descartando cada una de ellas cuando reflexionaba mejor sobre el tema. Esa fue la primera noche que soñé con Edward Cullen. En el sueño solo corría, los árboles aparecían y se desdibujaban a mi alrededor. Él estaba cerca de mi, corrí hacia él, pero él se alejaba de mi.

Me desperté pocos minutos antes de que sonara el despertador de Charlie. Sentí el impulso de varias visiones. Levanté la mano y me concentré en hacer que mi cuaderno de dibujo y mis lápices vinieran hasta mi. Una vez que los tuve conmigo empecé a dibujar. El trance fue menos molesto que otras veces, intenté inútilmente recordar la visión, pero sabía que la olvidaría apenas terminara. Cuando lo hice miré abajo, hacia mi cuaderno de dibujo, y me di cuenta de que no eran varias visiones, sino solo dos. En una hoja me veía a mi caminando por una playa, aunque con un clima bastante nublado, junto a Jacob. Y al pasar la página, veía a Edward, muy enojado, hablando con su familia. Estaban en una gran mesa, debía ser el comedor de su casa, aunque parecía más una sala de conferencias que un almuerzo.

¿Por qué Edward se enojaría con su familia? ¿Estaban enojados porque me había salvado? ¿Estaba él enojado? Mi hermano no entendió mi concentración mientras conducía hacia la escuela. Durante toda la primera hora y parte de la segunda tuve que relatar la historia (o más bien la coartada) del accidente. Les repetí lo mismo a todos: Edward estaba a mi lado y me había apartado de la trayectoria de la camioneta, pero estábamos bien, éramos unos súper sobrevivientes. A los humanos no parecía complacerles esta historia, supuse que buscaban algo más, un chisme escandaloso. Y por supuesto, nadie vio a Edward junto a mi. 

En el almuerzo ya se habían aburrido de mi historia. Me dirigí a clase de biología y lo vi sentado en nuestra mesa de siempre. Me miró por un segundo y luego apartó la vista. ¿Acaso no era yo la que debía estar enojada con él? Ciertamente lo estaba, pero no planeaba ignorarlo como él hacía conmigo.

Yo: Hola Edward.
Intenté decir con voz amistosa, pero solo movió su cabeza levemente en mi dirección, a modo de saludo. Eso es muy grosero. Me senté y puse mis manos en mi rostro durante toda la hora, sin volver a dirigirle la palabra. Casi estaba mareada por sus cambios repentinos de humor.

Pasó un mes así. No nos hablábamos en ningún momento, bajo ninguna circunstancia. Desde entonces no había vuelto a notar nada fuera de lo normal en los Cullen. Mis amigos humanos estaban, extrañamente, más apegados a mi. Me consideraban parte de su grupo, pero en el fondo no me sentía así. Cada día era igual: iba a la escuela, fingía ser humana, fingía que me interesaban las conversaciones de los humanos, fingía que entendía las clases, fingía que no me dolía la indiferencia de Edward, fingía que estaba concentrada en el entrenamiento con Rae y fingía que dormía cuando en realidad me pasaba horas en vela pensando.

Mike era tan molesto como Tyler. No me dejaba sola excepto en las clases que no compartíamos. Me hacía mil preguntas y yo intentaba responderlas lo más amablemente posible, intentando que se notara como si estuviera realmente interesada en lo que me contaba. En realidad, sentía que él quería que lo viera como mi confidente y mi mejor amigo. Y aunque ciertamente era un poco menos molesto que Tyler y Eric, estaba fallando miserablemente.

Mike se sentaba en la mesa del frente en biología. Un día me sorprendió sentándose muy agitadamente, soltó de golpe sus libros en el pupitre y se volteó para mirarme.

Mike: Así que... Jessica me invitó al baile.
El baile de primavera estaba cerca, tenía a todos los humanos extasiados con la idea. La chica era quien elegía, y yo sabía perfectamente que Jessica estaba loca por Mike. En serio, no dejaba de hablar de él, era realmente molesto.
Yo: ¡Eso es genial, Mike! Te divertirás mucho con Jessica.
Y así tal vez me dejes en paz.
Mike: Bueno... Le dije que tenía que pensarlo.
Dijo casi con el rostro verde, parecía a punto de vomitar.
Yo: ¿Por qué harías algo así?
Mike: Es que pensé que tu querrías invitarme.
Yo: Oh...
¿Acaso le había dado a este humano alguna especie de esperanza durante nuestras interminables conversaciones?
Yo: Mike, creo que deberías decirle que si a Jessica.
Mike: ¿Ya se lo pediste a alguien?
Intenté ignorar la mirada de furia que le lanzó a Edward, que se sentaba a mi lado, como siempre, en biología.
Yo: No, no voy a ir a ese baile.
Me parecía muy poco interesante, pero después de decirlo supe que debía tener una excusa de por qué.
Mike: ¿Por qué no?
Yo: Iré a Seattle ese día.
Rae me había dicho que sus amigos estaban locos por esa ciudad, aunque él no entendía por qué. Parecía una buena excusa.
Mike: ¿No puedes ir otro día?
Su voz sonó como si estuviera rogándome. Chico, jamás ruegues por algo, ni siquiera por tu vida.
Yo: No, no puedo. No hagas esperar a Jessica, es descortés.
Mike: Quizás tengas razón...

Masajeé mis sienes, con los ojos cerrados, en busca de intentar curar el dolor de cabeza que me producía este chico. Cuando volví a abrirlos, Edward había cambiado de postura, estaba vuelto hacia mi y me miraba con intensidad a los ojos. Le mantuve la mirada, sus ojos volvían a ser negros. Aproveché este cambio inesperado para detallarlo bien. Era hermoso, tenía la mandíbula bien marcada y su cabello, aunque despeinado, estaba reluciente y perfecto con su color cobrizo. De repente me sentí cohibida, como si me apenara estar ahí en ese momento. Una reacción estúpida ante la incomodidad de su fría mirada sobre mi. Si tenía algún sentimiento, bueno o malo, en ese momento, no lo demostró. El señor Banner interrumpió nuestro intercambio de miradas cuando llamó a Edward para responder una pregunta que no había escuchado.

Edward: El ciclo de Krebs.
Parecía que había acertado.

Miré hacia mi cuaderno totalmente en blanco, sin atreverme a mirarlo otra vez. ¿Por qué este chico me hacía sentir así? ¿Era vergüenza, estaba abrumada? No lo sabía y podía sentir la sangre subiendo a mis mejillas, coloreándolas de un color rojo. 

Sonó la campana y me apresuré a recoger mis libros para irme de ahí. Pero entonces...

Edward: Bella...
¿En serio? ¿Ahora?
Yo: ¿Qué? ¿Me vuelves a dirigir la palabra?
Edward: No, no realmente.
Levanté mi mochila, decidiendo si salir o no.
Yo: ¿Entonces qué quieres, Edward?
Edward: Lo siento. Sé que estoy siendo grosero, pero es mejor así.
Yo: No entiendo.
Edward: Es mejor si no somos amigos.
Yo: Eso debiste pensarlo antes de impedir que me arrollara la camioneta de Tyler.
El silencio duró mucho tiempo, pero aún así no me atreví a mirarlo.
Edward: ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado?
Yo: Estoy segura.
Edward: No sabes nada.

Fue él quien terminó saliendo abruptamente del aula. Estaba muy molesta. No solo era raro sino también imposible de entender. El resto de las clases fueron más aburridas de lo normal, y para rematar estaba el hecho de que Rae se retrasara en la salida. Me apoyé frente a mi camioneta mientras lo esperaba.

Eric: Hola Bella.
Yo: Hola Eric.
Eric era un chico agradable, mientras no hablara mucho. Al mismo tiempo era tan tonto que no se daba cuenta de que Ángela estaba enamorada de él. Sentí la necesidad de escribírselo y pegárselo en la frente. La pobre Ángela era muy obvia.
Eric: Quería saber si irías al baile de primavera conmigo.
¡Dios...!
Yo: Creí que era la chica quien elegía.
Eric: Si, bueno...
Yo: Gracias por la invitación, pero estaré en Seattle ese día.
Eric: Oh... Tal vez la próxima vez.
Yo: Si, claro.
O tal vez podrías ponerle más atención a Ángela. ¿Todos los humanos son así de ciegos o es algo especial de Forks?

Estaba harta, quería salir de aquí. Este lugar ya de por sí es malo, pero este día había sido peor. Había cola para salir del estacionamiento, decidí que la haría mientras esperaba a Rae. En el peor de los casos, me iría sin él y tendría que caminar. En ese momento vi como un Volvo plateado se posicionaba fuera del parqueo, bloqueándome la salida. Casi podía oír la risa de Edward... ¿Por qué lo hacía? ¿Quería arruinar mi día aún más? Escuché los golpes en mi ventana, era Tyler. Por su puesto, debía estar molesto porque no me había movido.

Yo: Lo siento, Tyler. El auto de los Cullen me tiene atrapada.
Tyler: Oh, está bien. Solo quería hacerte una pregunta.
Yo: ¿Vas a invitarme al baile de primavera?
Sonrió con más ganas, parecía que había acertado.
Yo: No voy a estar en el pueblo, Tyler.
Tyler: Eso escuché.
Yo: ¿Y entonces por qué...?
...Me estás haciendo perder mi tiempo?
Tyler: Creí que lo dijiste solo para darles una excusa y suavizarles el golpe. Ya sabes, a Mike y a Eric.
¿Es en serio? Retiro lo dicho, Tyler es más insoportable que Mike.
Yo: Lo siento, Tyler, pero en serio no voy a estar.
Dije más bruscamente de lo que tenía planeado.
Tyler: Está bien, aún nos queda el baile de fin de curso.
Dijo guiñándome el ojo antes de irse a su auto. ¿Qué se había creído este chiquillo? ¿Y por qué estaba conduciendo sin licencia? Además de molesto era irresponsable. Me pareció que volvía a oír una risa proveniente del bello Volvo plateado. ¿Qué tanto podía mi Pickup destrozarle el parachoques?

Rae: Si las miradas fueran puñales...
Yo: ¿Dónde estabas?
Rae: Lo siento, no me di cuenta de que era tan tarde. ¿Sucedió algo? Parece que quieres un tanque para pasarle por encima a ese auto.
En ese momento el auto de los Cullen arrancó y Edward, junto con sus hermanos, desaparecieron en la carretera.
Yo: Nada importante.

Esa tarde pude compartir más con Rae. Después del entrenamiento hicimos palomitas de maíz (una de las pocas botanas que me gustan de esta dimensión) y hablamos hasta que se hizo de noche. Al parecer se estaba volviendo más cercano a sus amigos, pero sobretodo a Natasha. No me lo  dijo, y yo no le insistí, pero estaba segura de que le gustaba ella. Debería al menos saber quien era, en este pueblo tan pequeño y una escuela aún más pequeña no debería ser difícil encontrarla. Charlie llegó tarde, se fue a su habitación sin cenar, aun cuando le dije que le dejamos la cena en el microondas, y estoy segura de que se durmió con la misma ropa con la que llegó. Rae y yo nos miramos sin saber que hacer, la rutina de humanos iba a matar a Charlie. Me fui a dormir, esta vez sin desvelarme, esperando volver a soñar con Edward esa noche.

.

Soñé con él. Era el mismo sueño, pero esta vez yo le pedía que se quedara. Él volteó a verme, me miró con esos ojos negros e intensos. Sabía que los ojos negros significaban que estaría de mal humor, así que me alejé. Él se entristeció cuando creyó que yo me alejaba por miedo hacia él. Fue insoportable. "¡No, espera! Déjame explicarte...". Le grité, pero él no volvió la vista hacia mi.

No estaba segura de si esto se consideraba una pesadilla. Esta vez fue Rae quien me despertó, estábamos llegando tarde y él tuvo que empacarnos a ambos la comida. Llegamos al estacionamiento de la escuela. Tuve suficiente tiempo para decidir que seguiría enojada con él hasta que decidiera hablarme como una persona civilizada. Aparqué lejos de su perfecto Volvo, lo que hizo que Rae levantara una ceja en mi dirección, pero no dijo nada. 

Una persona, a pocos metros que gritaba el nombre de mi hermano, llamó mi atención. Era una chica baja, con el cabello corto y rubio y ojos claros. A Rae se le agrandaron los ojos y una enorme sonrisa surgió en su rostro. Esa debía ser Natasha. Él corrió hacia ella antes de que pudiera preguntárselo. Me reí mientras lo veía irse con ella, me distraje lo suficiente para no darme cuenta de que mis llaves habían caído de mi bolso. Estaban en un charco de agua probablemente muy fría. Genial. Me incliné para recogerlas pero alguien me ganó.

Yo: ¿Cómo lo haces?
Edward: ¿Qué cosa?
Dijo mientras me entregaba las llaves de mi camioneta, con cuidado de no tocar mi piel con la suya.
Yo: Aparecer de la nada.
Hasta hace unos minutos juraría que no había nadie cerca de mi y que su auto estaba vacío.
Edward: Bella, no es mi culpa que seas así de despistada.
Hoy estaba de buen humor, su sonrisa era radiante y sus ojos eran dorados otra vez. Pero yo no estaba de humor para aguantar su bipolaridad. Lo ignoré y comencé a caminar hacia el edificio.
Yo: ¿Por qué el atasco de ayer? Creí que pretendías que no existía.
Edward: Tenía que darle a Tyler su oportunidad, además no pretendo que no existas... Quería pedirte algo, pero me cambiaste el tema.
Yo: ¿Tienes un trastorno de personalidad múltiple?
Edward: Lo estás haciendo otra vez.
Dijo a modo de broma.
Yo: ¿Vas a pedirme que vaya contigo al baile?
No sé por qué, pero al decirlo me pareció la mejor idea del mundo ir a ese baile. Bajé mi cabeza, intentando ocultar mi rubor.
Edward: No, no tendría sentido ya que supe que vas a ir a Seattle ese día, y me preguntaba si querías dar un paseo.
Yo: ¿Un paseo? ¿A Seattle?
¿Dar un paseo a Seattle con la perfección masculina en persona? ¿Es en serio?
Edward: Si, tenía planeado ir a Seattle en estos días, pero dudo que tu monovolumen pueda resistirlo.
Dijo intentando contener la risa.
Yo: Mi auto va bien, gracias.
Para este punto ya estábamos en la puerta del aula.
Yo: No lo entiendo, creí que no querías ser mi amigo.
Cada vez el Edward de mi sueño alejándose de mi me parecía más real.
Edward: Dije que sería mejor no ser amigos, no que no lo deseara. En realidad, sería más prudente que no fueras mi amiga, pero estoy cansado de alejarme de ti... ¿Me acompañarás a Seattle?
Faltaba veinte minutos para la clase y éramos el centro de las miradas de los estudiantes que pasaban por el pasillo, pero eso no podía importarme menos. Asentí con la cabeza sin mirarlo, aún no podía ocultar mi rubor. ¿Qué rayos me pasaba?
Edward: Deberías alejarte de mi, en serio. Te veré en clase.
Dicho esto se marchó. Nunca había notado que caminaba como si fuera un modelo o como un animal cazando a su presa...

Mi cabeza permaneció en otro mundo a lo largo del día. Solo podía pensar en Edward. Estaba ansiosa por la hora del almuerzo, así podría observarlo comer (o no comer, mejor dicho) en la mesa con sus hermanos. Pero cuando fui al comedor él no estaba ahí.¿Acaso se había ido después de hablar conmigo? ¿Por qué sería? Tuve que caminar unos metros para darme cuenta de la respuesta a la primera pregunta. Él no se había ido, solo se sentaba en otra mesa. Al ver que lo había notado, sonrió y me hizo señas para que me acercara. Almorzar con Edward definitivamente sería un cambio agradable en la espantosa rutina con humanos.

Edward: ¿Por qué no te sientas conmigo hoy?
Lo hice, mientras lo miraba levantando una ceja a modo de pregunta.
Edward: Decidí que haga lo que haga me voy a ir al infierno, así que voy a hacer lo que quiera.
Eso solo hizo que levanta aún más la ceja.
Yo: Lógico... ¿Por qué el cambio?
Edward: Ya te lo dije. Me cansé de alejarme de ti, así que me estoy rindiendo.
Desdobló una servilleta y la sostuvo mientras la movía de un lado a otro.
Edward: ¿Ves? Bandera blanca.
Debió ser un chiste muy divertido, pero para desgracia suya yo no estaba familiarizada acerca del significado que los humanos le habían dado a una bandera blanca.
Yo: Así que... ¿Somos amigos ahora?
Edward: Supongo que si, pero debo advertirte que no soy un buen amigo para ti.
Yo: Bien, tu me invitaste a un paseo por Seattle así que... ¿Quieres ir a una fiesta en La Push?
En la primera clase Jessica y Ángela me habían comentado sobre ese asunto. Antes me había parecido una idea terrible, pero si iba Edward tal vez no sería tan malo. Rae también iba a ir y de seguro Jacob estaría ahí... Oh, claro. Mi visión era en La Push. La de Jacob caminando conmigo por la playa... Parece que de todas formas iba a ir.
Edward: No creo ser bienvenido ahí.
Yo: ¿Por qué no?
Edward: No me han invitado, los Cullen siempre hemos sido "los raros".
Yo: Todos somos raros y yo acabo de invitarte.
Edward: ¿Cuando?
Yo: Mañana, después de la escuela.
Edward: No puedo... Debo asistir a Carlisle con algo en el hospital. Lo siento...
Me sentía como una tonta solo de haberlo preguntado. Al menos podría ir y hablar un rato con Jake, no lo veía en meses.
Edward: ¿En qué piensas?
Yo: Trato de averiguar qué eres.
No sé qué me impulsó a decir eso. Su sonrisa flaqueó por un segundo, pero la contuvo.
Edward: ¿Y estás teniendo suerte?
Yo: No realmente.
No había notado que la gente estaba empezando a irse. ¿Se había acabado la hora del almuerzo? ¿Tan pronto? No había comido nada. Pude notar a Jess, Ángela, Mike, Tyler y Eric yendo hacia sus respectivas clases y lanzando miradas extrañas hacia la mesa donde estábamos Edward y yo. Lo mismo hizo el grupo de Rae y de último los hermanos de Edward. Solo por sentarnos juntos éramos el centro de atención.
Edward: ¿Vas a decirme tus teorías?
Yo: Creo que se me hace tarde. Tal vez cuando estemos en Seattle.
Edward: Como prefieras. Hasta luego, Bella.
Dijo con una extraña mirada, era... ¿Cariño? Esa idea me hizo sonreír, y mi sonrisa fue casi tan radiante como la suya.
Yo: Hasta luego, Edward.
Edward: ¡Ah, Bella! Ten mucho cuidado por favor. Al parecer no te puedes alejar de los problemas.
Me sentí un poco ofendida, pero decidí no arruinar el momento.
Yo: Así lo haré.

.

En la playa no hacía calor en realidad, pero era lo más caluroso que esta gente probablemente iba a conocer. Habíamos llegado en una van, algunos se estaban preparando para meterse en el agua. Tal y como lo había vaticinado, apreció Jacob con dos de sus amigos.

Jake: Hola Bella, hola Rae. Ellos son Quil y Embry.
Yo: Hola Jake.
Rae: ¿Qué tal, Jacob?
Rae estaba muy distraído hablando con sus amigos, aparentemente la zona era buena para surfear, aunque yo no veía buenas olas en el mar.
Jess: Acompañen a bella, no vino su amigo.
Me molestó la forma odiosa en que dijo "amigo", hizo que Rae se volteara y me mirara de forma inquisitiva. A veces él actuaba como si fuera el mayor.
Eric y Mike: ¡¿Quién?!
Jess: Invitó a Edward.
Jessica estaba empezando a sacarme de mis casillas. ¿Que acaso no había un chisme que, en su mente, no debiera ser contado?
Áng: Fuiste muy amable, nadie lo invita nunca...
Quil: Es que es muy raro.
Embry: Ni que lo digas.
¿Acaso ellos sabían algo de él o de los Cullen?
Yo: ¿Lo conoces?
Quil: Los Cullen no vienen aquí.
¿A qué se refería con eso? Intercambió una mirada con Embry que parecía como si guardara un secreto con él.
Jake: Ven, vamos a dar un paseo.
Yo: Seguro.

Al final, mi visión se cumplía. Esperé a que nos alejáramos lo suficiente para hacerle la pregunta.

Yo: ¿A qué se refieren con que los Cullen no vienen aquí?
Jake: ¡Bah! No es nada.
Yo: Dime.
Jake: Es parte de una vieja leyenda.
Yo: ¿Leyenda?
Jake: Si, bueno... ¿Sabes que nosotros, los Quileutes, supuestamente descendemos de los... Lobos?
Yo: ¿Lobos? 
Esta dimensión es más emocionante de lo que creía
Jake: si, hace tiempo mi bisabuelo era el líder de nuestra tribu, la defendía de unos intrusos que atacaron su pueblo muchos años atrás. Le decían "los fríos". Un día, mi bisabuelo encontró a los Cullen cazando en nuestras tierras, pero afirmaron ser diferentes a los otros de su especie, así que hicieron un trato: ellos nunca más entrarían a nuestras tierras y nosotros no los delataríamos a los cara-pálida.

Bisabuelo y Cullens no concuerdan en la misma oración. Pareciera que ellos hubieran estado vivos en esa época, pero eso no es posible a no ser que sean... Inmortales.

Yo: No entiendo, ¿qué tienen que ver los Cullen con "los fríos" que atacaron la tribu? ¿Qué son los Cullen?
Jake: Son los mismos. Bueno, los que atacaron la tribu no, pero son "los fríos" de su mima especie.
Yo: ¿Y qué son los frios?
Jake: Bebedores de sangre, tu gente los llama vampiros.


Vampiros... No me daba miedo la mención de esa palabra, ya conocía otros vampiros del RM. Los Van Schafer, cuya reputación no es muy buena que se diga, es una familia con dos padres y siete hijos, de ellos solo había una que me caía bien.

Pero aún así había algo que no encajaba con las pistas que tenía sobre los Cullen y mis conocimientos sobre vampiros. Había un mínimo, pequeño e insignificante detalle que no estaba viendo... Y no sabía cuál era. Al llegar a casa, encendí la computadora y encontré un mapa con la direccion de una librería en la que podría encontrar un libro con las historias de los Quileutes (la tribu de jacob). Me dormí pensando en hablar con Rae por la mañana sobre el nuevo descubrimiento que había hecho y de cómo podíamos comprobarlo.

0 comentarios:

Publicar un comentario