Cap 8: Leer mentes.

Ya me había terminado mi bebida. Él pidió otra para mi, pero continuó sin pedir nada para él.

Yo: ¿Seguro de que no quieres nada?
Ed: No, mi dieta es estricta.
Primer strike...
Yo: ¿Cómo me encontraste?
Ed: Sabía que estarías en Port Angeles.
Yo: Eso es evidente, me refería a cómo me encontraste en el callejón.
Ed: Yo... Seguí tu olor.
Segundo strike...
Yo: ¿Cómo puedes hacer eso?
Ed: No es difícil cuando tienes el sentido del olfato tan desarrollado.
Ah, respaldando la coartada otra vez.
Yo: ¿Por qué me seguiste?
Ed: Siento que debo protegerte, ¿entiendes? Creo que se debe a todas las cosas que te han pasado. Jamás había intentado mantener con vida a una persona en toda mi exis... Ejem, en toda mi vida.
Interesante elección de palabras. Su confesión hizo que se me erizara la piel, en el buen sentido.
Yo: ¿Te asegurabas de que estuviera a salvo?
Ed: Si, puedo decirte que sé que saliste de la tienda luego tomaste la dirección equivocada hacia el callejón...
Yo: Era un atajo.
Ed: si, claro. Y luego oí lo que esos desgraciados pensaban y luego tu....
¿Ah?
Yo: Espera... ¿Dijiste que oíste lo que pensaban?
No dijo nada durante unos segundos que pudieron ser horas. Después, con expresión seria y preocupada, respondió.
Ed: Si.
Tercer strike, estás fuera.
Yo: Entonces... Lees la mente.
Ed: Puedo leer todas las mentes de este lugar, excepto la tuya.
Yo: ¿Hay algo mal en mi cabeza?
Era la segunda vez que lo veía reír hoy. Me gustó verlo reír.
Yo: ¿Qué?
Ed: Te digo que puedo leer mentes y crees q algo esta mal contigo.
Yo: Que bueno que te divierto.
Ed: ¿Qué te pasó en la mano?
Apenas recordaba que aún llevaba el vendaje.
Yo: Me corté cuando picaba zanahorias.
Ed: Por supuesto...
Esto era malo, él también intentaba averiguar lo que yo era.
Yo: ¿Por qué crees que no puedes leer mi mente?
Ed: No lo sé y eso me vuelve loco.

Al salir, pagó la cuenta y dejó 50$ de propina. Nos fuimos en su Volvo, me estaba llevando directo a casa de Charlie. No pude sacarle más información, estaba evadiendo el tema preguntándome muchas cosas. Traté de no responder con muchos detalles, no debía dejar a un lado mi papel de humana. Llegué a casa de Charlie con un raro nudo en el estómago. Fui directo a la habitación de mi hermano. Para mi sorpresa, él estaba ahí.

Yo: ¿En dónde has estado?
Rae: Yo te iba a preguntar lo mismo. Te llamó Jessica...
Yo: ¿Estabas con Natasha?
Rae: Si, ¿estabas con el presunto vampiro?
Yo: Si, pero no fue planeado.
Rae: Lo mío tampoco... Bueno, ella no lo planeó, pero yo si.
Yo: ¿Mi hermanito al fin se enamoró?
Rae: No estoy seguro, no se como se siente... Tal vez podrías explicármelo.
Yo: ¿Yo por qué?
Rae: Amas a Edward, ¿no?
Yo: Por supuesto que...
¿Lo amaba? No, no podía ser cierto.
Yo: Eso no te importa.
Rae: ¡Ajá! Estás a la defensiva. Para mí que la que se enamoró fue otra.
Yo: Creo que te faltan horas de sueño.
Rae: Bueno, si: me gusta Natasha. Es tan maravillosa, dulce y tierna...
Yo: He oído que es muy inteligente.
Rae: Demasiado... Hermana, ella es la chica de mis sueños.
Rae de por sí era una persona feliz, pero ese nivel estaba sobrepasando los excesos hoy. Estaba más radiante que nunca.
Yo: Estoy muy feliz por ti.

Me gustaba ver feliz a mi hermano, era mi mejor amigo. Aunque me molestaba lo ridículo de su suposición de que Edward me gustaba... Pero ¿No había estado pensando en cómo decía mi nombre y la forma de su rostro y el color de sus ojos más de lo usual? ¿Acaso no me había perdido en sus palabras? ¿No me había deslumbrado más de una vez? Recordé cómo me hizo sentir su risa...

Yo: Creo que me gusta Edward...
Rae: ¡Lo sabía! Felicidades hermanita.
Había pasado mucho tiempo desde que Rae me había abrazado así. Esta chica debía cuidar bien de él, lo traía de cabeza.
Rae: Tuvimos que venir a este lugar para enamorarnos. Dulce ironía.
Yo: Si, es espantoso, pero algo bueno salió de eso.
Rae: Ni que lo digas... Cambiando de tema, ¿averiguaste algo?
Yo: si, creo que ya tengo tu lista.
Rae: Perfecto, hay que verla.

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