Cap 9: La verdad.

1-Piel pálida y helada
2-Ojos que cambian de color
3-No come ni bebe nada
4-No sale a la luz del sol
5-Lee la mente
6-Muy veloz
7-Fuerza sobrenatural
8- No funcionan algunos hechizos con él
9-Gran sentido del olfato
10-"Dieta estricta"
11-Forma de hablar de otra época
12- Inmortalidad
13-Conduce como loco

Rae: Me da curiosidad la 5...
Yo: Afirma poder leer mentes. De esa forma supo donde me encontraba.
Rae: ¿Leyendo tu mente supo donde estabas?
Yo: No, dice que soy su única excepción a su poder. Estuvo "saltando" de pensamientos en pensamientos hasta dar con alguien que se hubiera fijado en mí.
Rae: Interesante... ¿Y la 8?
Yo: ¿Recuerdas cuando borraste la mente de todos los humanos debido al accidente de Tyler?
Rae: Sí...
Yo: No funcionó con él.
Rae: Realmente interesante... ¿Qué hay de la 12?
Yo: Jacob me dijo que él y su familia hicieron un trato con su bisabuelo... ¡Bisabuelo! Serían unos 40 años, ¿no? ¿Más?
Mi hermano no dijo nada durante unos minutos. Después hizo la pregunta que ambos teníamos en la cabeza.
Rae: ¿Lo vas a encarar?
Yo: ¿Tengo opción?
Rae: Depende de lo que decidas. Si decides contarle también nuestro secreto, yo te apoyaré.
Yo: Gracias, hermano.
Rae: Si necesitas que le dé una paliza por alguna razón, también te apoyaré.
Me alegraba mucho saber que aún en momentos de incertidumbre, Rae siempre lograría hacerme reír. Después de todo, era mi mejor amigo.

Al día siguiente en la escuela, la señora Goff estaba dando una aburridísima clase de español cuando tuve una visión. Antes de perderme en el trance, tuve la vaga impresión de que arrancaba una hoja de mi cuaderno y de que Rae se percataba de lo que estaba haciendo. Supuse que se las arreglaría para crear una distracción, pues mi don no suele pasar desapercibido, pero no supe cual fue hasta que todo acabó y contemplé mi trabajo. Frente a mi estaba un dibujo a bolígrafo de mi y Edward recostados sobre lo que parecía un campo de flores. Lo que desenfocaba la imagen era un resplandor que parecía salir de su rostro... ¿Era correcto o debería decidir no dibujar más con bolígrafo?

Estuvo actuando más normal este día. Sus ojos eran claros, siempre estaba de buen humor cuando era así. No me habló en clase de biología, pero pude sentir su mirada fija en mi rostro. Al salir de la escuela, esperé a que saliera. Se dirigía a su auto mientras miraba a mi furgoneta, de seguro me buscaba. Cuando me vio, una expresión de duda recorrió su rostro. Le hice señas para que me siguiera y fuimos a una parte espesa del bosque. Me aseguré de que nadie nos hubiera visto ni seguido; ahí le pude preguntar finalmente, aunque no planeaba ser muy directa.

Ed: ¿La pasaste bien con tus amigos en La Push?
Yo: Sí, bastante. Los Quileutes tienen muchas leyendas bastante interesantes.
Ed: ¿En serio?
Yo: Sí, un viejo amigo de la familia me habló sobre ellas. Se llama Jacob Black, pero en realidad no parecía creer una sola palabra de sus leyendas. Casi las despreciaba...
Ed: ¿Qué dijo Jacob?
Yo: ... Me contó varias historias...
Ed: ¿... Sí?
Yo: Sobre vampiros...
Me volteé para verlo a los ojos. Su rostro era inescrutable. Tenía la mandíbula tensa y los puños apretados; solo eso me dejaba ver sus verdaderas emociones.
Ed: ¿E inmediatamente pensaste en mi?
Yo: No. Unos chicos amigos de Jacob hicieron un comentario sobre tu familia. Dijeron que no iban a la Push, pero sonó como si tuviera otro significado. Por eso engañé a Jacob para que me contara la verdad.
Ed: ¿Lo engañaste? ¿Cómo?
Yo: Le coqueteé un poco...
Su risa me hizo temblar de pies a cabeza.
Ed: Pobre Jacob Black...
Yo: Entonces... ¿Es cierto?
Ed: La memoria de los Quileutes es muy longeva.
Tomé eso como un "sí". Sonreí complacida por comprobar mi hipótesis.
Ed: ¿No te da miedo?
Yo: Para nada...
Me tomó de la mano para que lo siguiera.
Yo: ¿A dónde vamos?
Ed: Necesitas ver qué aspecto tengo a la luz del sol.

Había leído sobre la velocidad inhumana, pero experimentarla fue algo diferente. Me llevó a la cima de la montaña, cargada en su espalda. Allí se desabrochó la parte de arriba de la camisa y se puso a la luz del sol. Su piel de mármol brillaba como si tuviera miles de diamantes incrustados. Me deslumbró por un minuto antes de romper el silencio.

Ed: Esto soy.
Yo: Lo desprecias, ¿verdad?
Su actitud ahora encajaba. Él odiaba lo que era, por eso esperaba que yo lo odiara también. Él afirmó con la cabeza, contestando a mi pregunta.
Yo: Sigues sin asustarme.
Quería mantener un tono de broma, para relajarlo. Se o veía tan nervioso.
Ed: Aún no lo has entendido, ¿no? Esta es la piel de un asesino. Soy un asesino.
Yo: No lo creo.
Ed: He matado gente en el pasado.
Yo: No me importa
Ed: También he querido matarte.
Yo: Lo suponía... Pero no eres malo.
Ed: ¿Cómo lo sabes?
Yo: Solo lo sé...
Ed: Entonces, ¿por qué no me haces la pregunta más importante? "¿Qué comemos?"
Yo: Oh... Esa.
Ed: Sí, "esa". ¿No quieres saber si bebo sangre?
Yo: Sería lo más lógico asumir eso, aunque aquí todo es tan diferente... Además, Jacob dijo que tu familia no era peligrosa (o se suponía que no lo era) porque no cazaban personas, solo animales.
Ed: Así es, pero tu me haces perder mucho mi compostura.
Yo: ¿A qué te refieres?
Ed: Nunca había deseado tanto la sangre de un humano en mi vida. Eres tú, es tu sangre, tú eres como mi propia marca de heroína.
Un vampiro que puede estar a la luz del sol es algo muy diferente a lo que sé de vampiros. Al menos el hecho de beber sangre lo hace más normal.
Yo: ¿En serio?
Ed: Sí, hueles muy apetecible, como a lavanda y a fresas con un delicioso toque a lluvia. Se me hace agua a la boca.
Yo: Pareces más humano de lo que deberías.
Ed: Sí, tal vez, pero yo fui diseñado para matar.
Yo: No es así. Tienes que alimentarte, es todo.
Ed: Pareces muy tranquila, ¿no te asusta el mundo de lo sobrenatural?
Yo: No, yo también pertenezco a él.
Ed: Sí, claro. Como si pudieras defenderte...
Por un segundo creí que había desaparecido, pero lo vi al lado de un árbol cercano meintras arrancaba una rama con su brazo.
Ed: Como si corrieras más rápido...
Su súper velocidad volvió a impresionarme cuando corrió hacia una roca y luego volvió en l que parecieron solo segundos. Después, en otros milisegundos estuvo de regreso frente a mí.
Ed: No quiero asustarte. Las últimas semanas he vivido luchando contra lo que soy porque... Porque no quiero hacerte daño. Jamás voy a permitirme lastimarte, Bella.
Me quedé sin palabras por un minuto. Podíamos coexistir sin miedo. No quería que sufriera. Debía decirle la verdad, de todos modos Rae me apoyaba en esta decisión.
Yo: No soy tan delicada como crees. Déjame enseñártelo.

Saqué mi varita de mi bota y apunté a la rama que había destruido.
Yo: ¡Raylovilux!
Los pedazos de madera que quedaban explotaron y formaron una capa de escarcha que cubrió las flores del prado para hacerlo ver aún más hermoso. Me quedé mirando su cara de asombro y confusión. Me respondió después de l que me pareció una eternidad.

Ed: ¿Eres alguna especie de bruja?
Yo: Algo así. Preferimos el término "hechiceros".
Ed: Tengo muchas preguntas.
Yo: No eres el único.
Ed: Siéntate. Este es el lugar al que vengo cuando quiero tener un poco de paz. Tú primero.
Mi revelación parecía haberle dado una vuelta de 180 grados a su humor.
Yo: Está bien, ¿por qué puedes leer mentes?
Ed: Algunos de mi especie tenemos poderes especiales, el mío es ese.
Yo: Y toda tu familia... ¿Lee la mente igual que tú?
Ed: No. Eso es solo mío, pero algunos miembros de mi familia tienen otros poderes especiales. Jasper puede influir en los sentimientos de las personas y Alice puede ver el futuro. Sin embargo sus visiones son subjetivas, es decir que el futuro puede cambiar.
Yo: ¿Es en serio? Te puedo asegurar que el futuro es muy exacto.
Ed: ¿Por qué lo dices?
Yo: Cada hechicero nace con un don que es independiente de sus poderes. El mío es poder dibujar el futuro y mis visiones siempre se cumplen.
Ed: Otra vidente igual que Alice... Fascinante.
Yo: Sí, pero mis visiones no cambian. Nunca he fallado. Cuando era muy pequeña, mi don se limitaba solo a dibujarlo. No podía tener una vida normal porque siempre necesitaba hoja y lápiz y pasaba horas dibujando un montón de posibles escenarios que no habían ocurrido aún. Hasta que un día conocí a otra vidente. Su don se parecía al mío en cuanto a que no podía despegarse de su trance. Ella veía el futuro y decía palabras al azar referentes a la visión, pero no recordaba nada cuando salía de su trance. Por eso aprendió a controlarlo, de modo que no la cegara y pudiera tener una vida normal. Ella fue mi tutora y aprendí ese autocontrol de ella. Solo cuando las visiones llegan de forma repentina o cuando es un acontecimiento muy importante es que no puedo controlar el trance y automáticamente necesito algo donde dibujar.
Ed: Increíble. Alice también ha aprendido a controlar sus visiones. A veces si se concentra mucho en algo puede obtener partes de futuro de lo que quiere. En general son referentes a las decisiones de una persona. Apuesto a que ella sabe que estamos aquí ahora porque yo decidí traerte aquí y ella puede ver eso tomando en referencia mi decisión
Yo: Las mías no cambian. Mis visiones son exactamente lo que va a pasar en el futuro. Apuesto a que si Alice tiene una visión y yo la toco a ella, puedo ver el resultado exacto de lo que ella está viendo. Así solía funcionar con mi tutora vidente.
Ed: Es una hipótesis interesante y necesaria de comprobar.
Yo: Mmm... ¿puedes verte en el espejo?
Ed: Sí.
Dijo disimulando una sonrisa.
Yo: ¿Sales en las fotos?
Ed: Sí.
Yo: ¿Los ajos y cebollas...?
Ed: No nos afectan.
Yo: Interesante, a ver... ¿Duermen en ataúdes?
Ed: No... No puedo dormir.
Yo: ¿Nunca?
Ed: Jamás.
Yo: ¿Y tus colmillos?
Ed: Solo los uso cuando cazo.
Yo: ¿Te conviertes en murciélago?
Su risa volvió a estremecer el ambiente.
Ed: ¡Cómo si no hubiera escuchado eso antes!
Yo: Bueno, los vampiros que conozco si se transforman en murciélagos.
Ed: ¿Conoces otros vampiros?
Yo: Sí, viven en Magestia; el lugar de donde vengo.
Ed: ¿Dónde queda eso?
Yo: En otra dimensión. Te llevaré alguna vez, si quieres.
Ed: Eso sería maravilloso, gracias por la invitación. ¿Es mi turno ahora?
Yo: Por ahora te puedo conceder el turno.
Ed: ¿Vuelas en escobas?
Yo: No, pero hay un hechizo para hacer levitar objetos inanimados.
Ed: ¿Te derrites con el agua?
Yo: No.
Ed: ¿Dejas huellas en la arena?
Yo: Había olvidado ese mito. Sí dejo huellas en la arena. No sé porqué alguna vez los humanos pensaron que no.
Ed: ¿Tienes un gato negro?
Yo: No, no soy fan de los gatos. Son capaces de sentir la magia, por eso siempre nos rehuyen.
Ed: ¿Qué le hiciste a la rama?
Yo: Solo fue un simple hechizo de ofensiva.
Ed: ¿Hay tipos de hechizos?
Yo: Sí, principalmente de ofensiva y defensa. Sin embargo, su clasificación es muy extensa.
Ed: ¿Cuántos hechizos hay?
Yo: Billones. Nos los inculcan desde pequeños. Un hechicero promedio conoce cerca de cien mil. Las estadísticas muestran que solo el 2% de los hechiceros maduros entre 55 y 60 años llegan a saber un millón de hechizos. Con una buena preparación, claro está.
Ed: ¿Y cuántos conoces tú?
Yo: 10.850 exactamente.
Me sentía realmente orgullosa de esa cifra.
Ed: Háblame del Magestia, ¿cómo es?
Yo: Bueno... Hay toda clase de criaturas mitológicas; criaturas que aquí son solo mitos: centauros, ninfas, dragones, duendes, ogros, etc... Mi madre, Reneé, vive allá.
Ed: Claro Phoenix era parte de la coartada.
Yo: Sí, pero ella tiene una casa allá porque creció ahí antes de casarse con Charlie.
Ed: ¿Cómo es tu casa en Magestia?
Yo: Se podría decir que es un poco grande. A Reneé le gustan las decoraciones con madera y con muchos colores. Está en la cima de una colina, en el bosque, en nuestra zona. Siempre era un lío por las mañanas para ir a la escuela, pero valía la pena solo con estar en Chevistown.
Ed: ¿Qué es eso?
Yo: Mi antigua escuela. Era asombrosa mi amada Chevistown...
Ed: Se nota que le tienes mucho cariño.
Yo: Sí... Imagínate el más grande castillo de todos con 12 torres y más de cinco mil habitaciones y aulas diferentes. Dragones en el campo de entrenamiento, krakens para prácticas de luchas submarinas, la clase de xenolingüística era mi favorita...
En realidad llevaba años sin cursarla, pero de vez en cuando la echaba de menos.
Ed: Suena impresionante.
Yo: Así es...

Me interrumpí cuando reconocí un patrón en los pétalos de las hojas que empezaban a moverse con la brisa. Poco a poco fueron tomando forma humana. Una sonrisa familiar iluminó su rostro floreado y dejó caer una carta frente a mí. Después se desvaneció, tan rápido como había aparecido.

Ed: ¿Qué fue eso?
Con toda esta plática casi había olvidado que esto le debe parecer muy extraño a Edward. A mí aún se me hacía raro pensar en un vampiro que fuera ajeno a las cosas que para mí eran tan naturales.
Yo: Era Giselle, una mensajera de Magestia. Disculpa la interrupción, puedes continuar.

Cap 8: Leer mentes.

Ya me había terminado mi bebida. Él pidió otra para mi, pero continuó sin pedir nada para él.

Yo: ¿Seguro de que no quieres nada?
Ed: No, mi dieta es estricta.
Primer strike...
Yo: ¿Cómo me encontraste?
Ed: Sabía que estarías en Port Angeles.
Yo: Eso es evidente, me refería a cómo me encontraste en el callejón.
Ed: Yo... Seguí tu olor.
Segundo strike...
Yo: ¿Cómo puedes hacer eso?
Ed: No es difícil cuando tienes el sentido del olfato tan desarrollado.
Ah, respaldando la coartada otra vez.
Yo: ¿Por qué me seguiste?
Ed: Siento que debo protegerte, ¿entiendes? Creo que se debe a todas las cosas que te han pasado. Jamás había intentado mantener con vida a una persona en toda mi exis... Ejem, en toda mi vida.
Interesante elección de palabras. Su confesión hizo que se me erizara la piel, en el buen sentido.
Yo: ¿Te asegurabas de que estuviera a salvo?
Ed: Si, puedo decirte que sé que saliste de la tienda luego tomaste la dirección equivocada hacia el callejón...
Yo: Era un atajo.
Ed: si, claro. Y luego oí lo que esos desgraciados pensaban y luego tu....
¿Ah?
Yo: Espera... ¿Dijiste que oíste lo que pensaban?
No dijo nada durante unos segundos que pudieron ser horas. Después, con expresión seria y preocupada, respondió.
Ed: Si.
Tercer strike, estás fuera.
Yo: Entonces... Lees la mente.
Ed: Puedo leer todas las mentes de este lugar, excepto la tuya.
Yo: ¿Hay algo mal en mi cabeza?
Era la segunda vez que lo veía reír hoy. Me gustó verlo reír.
Yo: ¿Qué?
Ed: Te digo que puedo leer mentes y crees q algo esta mal contigo.
Yo: Que bueno que te divierto.
Ed: ¿Qué te pasó en la mano?
Apenas recordaba que aún llevaba el vendaje.
Yo: Me corté cuando picaba zanahorias.
Ed: Por supuesto...
Esto era malo, él también intentaba averiguar lo que yo era.
Yo: ¿Por qué crees que no puedes leer mi mente?
Ed: No lo sé y eso me vuelve loco.

Al salir, pagó la cuenta y dejó 50$ de propina. Nos fuimos en su Volvo, me estaba llevando directo a casa de Charlie. No pude sacarle más información, estaba evadiendo el tema preguntándome muchas cosas. Traté de no responder con muchos detalles, no debía dejar a un lado mi papel de humana. Llegué a casa de Charlie con un raro nudo en el estómago. Fui directo a la habitación de mi hermano. Para mi sorpresa, él estaba ahí.

Yo: ¿En dónde has estado?
Rae: Yo te iba a preguntar lo mismo. Te llamó Jessica...
Yo: ¿Estabas con Natasha?
Rae: Si, ¿estabas con el presunto vampiro?
Yo: Si, pero no fue planeado.
Rae: Lo mío tampoco... Bueno, ella no lo planeó, pero yo si.
Yo: ¿Mi hermanito al fin se enamoró?
Rae: No estoy seguro, no se como se siente... Tal vez podrías explicármelo.
Yo: ¿Yo por qué?
Rae: Amas a Edward, ¿no?
Yo: Por supuesto que...
¿Lo amaba? No, no podía ser cierto.
Yo: Eso no te importa.
Rae: ¡Ajá! Estás a la defensiva. Para mí que la que se enamoró fue otra.
Yo: Creo que te faltan horas de sueño.
Rae: Bueno, si: me gusta Natasha. Es tan maravillosa, dulce y tierna...
Yo: He oído que es muy inteligente.
Rae: Demasiado... Hermana, ella es la chica de mis sueños.
Rae de por sí era una persona feliz, pero ese nivel estaba sobrepasando los excesos hoy. Estaba más radiante que nunca.
Yo: Estoy muy feliz por ti.

Me gustaba ver feliz a mi hermano, era mi mejor amigo. Aunque me molestaba lo ridículo de su suposición de que Edward me gustaba... Pero ¿No había estado pensando en cómo decía mi nombre y la forma de su rostro y el color de sus ojos más de lo usual? ¿Acaso no me había perdido en sus palabras? ¿No me había deslumbrado más de una vez? Recordé cómo me hizo sentir su risa...

Yo: Creo que me gusta Edward...
Rae: ¡Lo sabía! Felicidades hermanita.
Había pasado mucho tiempo desde que Rae me había abrazado así. Esta chica debía cuidar bien de él, lo traía de cabeza.
Rae: Tuvimos que venir a este lugar para enamorarnos. Dulce ironía.
Yo: Si, es espantoso, pero algo bueno salió de eso.
Rae: Ni que lo digas... Cambiando de tema, ¿averiguaste algo?
Yo: si, creo que ya tengo tu lista.
Rae: Perfecto, hay que verla.

Cap 7: ¿Cuál es el mayor problema: humanos-ratas o vampiros?

Desperté con el sol pegándome en la cara. Me vestí y me peiné, recogí mis cosas y cuando bajé a la cocina comprobé que, efectivamente, Rae aún no había salido de su cuarto. Cuando entré a su habitación estaba medio despierto, no esperé para contarle todo lo que Jacob me había dicho.

Rae: ¿Un vampiro? ¿Estás segura?
Yo: Totalmente.
Rae: Eso no es posible, no hay vampiros en esta dimensión.
Yo: ¿Crees que Jacob me mentiría, Rae?
Rae: No, honestamente no, pero....
Yo: ¿Qué hacemos?
Rae: Averigua más con Jessica, tengo entendido que es una total chismosa. Si hay algo fuera de lo normal con los Cullen, ella debería saberlo.
Yo: Suena lógico...
Rae: Bien, haz una lista con las pistas que tengas y veremos si encajan.

Esa lista la había empezado hace tiempo, pero no estaba de más comprobar otra vez los hechos. En la escuela era un día soleado, muy bonito, así que almorzamos afuera. Mike y Eric estaban en el gimnasio, así que me senté con Jessica y me quedé como idiota buscando a los Cullen con la mirada, al parecer no fui muy discreta.

Jess: No están aquí.
Yo: ¿A qué te refieres?
Jess: Cuando hace sol, los Cullen desaparecen.
Yo: ¿Por qué? 
Bella 2-0 Edward
Jess: El Dr. Cullen se los lleva a acampar, intenté eso con mis padres y no funcionó.

Ángela llegó saltando y con una enorme sonrisa en su rostro. Ella siempre está alegre, pero esta vez lo estaba aún más.

Áng: ¡Chicas! Voy al baile con Eric.
Yo: ¡Qué bien, Ángela!
Jess:  Te felicito... Mike aún no me ha respondido
Áng: De seguro lo hará pronto, a veces se te queda mirando, de seguro le gustas.
Yo no estaría muy segura de eso...
Jess: ¿Tu crees? Espero que si... Debería tener un plan B. Bella, ¿tu hermano está disponible? Es muy guapo...
¿Es en serio? Mike es tan reemplazable para ella como ella lo es para él... Tal vez si hagan buena pareja.
Yo: No creo, de seguro va a ir con Natasha.
Jess: ¿Natasha Tennyson? ¡Es gorda!
Áng: Claro que no, tiene una figura muy bonita, además es muy amable e inteligente. Creo que es la presidenta del club de química.
Jess: Me da igual... Bueno, hay que ir a Port Angeles antes de que se acaben los mejores vestidos.
Yo: ¿A Port Angeles?, ¿puedo ir?
Ahí estaba la librería que quería visitar.
Áng: Claro, Bella. Quiero tu opinión.

Llegó el sábado. Rae salió a plena hora de la mañana, cuando Charlie aún dormía. Extrañaba esa época en que podía pasar más tiempo con mi hermano, pero estaba feliz de que se hubiera enamorado. Fui con Jessica y Ángela a Port Ángeles y las observé ponerse y cambiarse un montón de vestidos. 

Jess: Me gusta este, resalta mis piernas...
Áng: Si, ¿te gusta este, Bella?
Yo: Está lindo.
Era el sexto vestido que se probaban.
Jess: Eso dijiste de los otros.
Yo: Todos me gustaron.
Jess: ¿Es verdad que irás al baile de fin de cursos con Tyler?
Yo: ¿Qué? No, para nada...
Jess: Él le está diciendo eso a todos.
Yo: ¿Qué?
Agh... Estaba cansada de ese chiquillo humano. De seguro se siente culpable por casi arrollarme con su furgoneta. ¿Estaríamos a mano si hiciera lo mismo? No tendría por que ser malo, solo pasarle cerca con mi pickup... Tal vez un poco más que cerca. "Oh lo siento, Tyler... Vi un gato en la carretera e intenté esquivarlo. No vi que estabas ahí...". Mmm... No, no creo que sea tan creíble.
Áng: Te dije que no era cierto. Bella... Esto no te interesa, ¿cierto? 
Yo: En realidad solo quería ir a una librería... ¿Nos vemos para cenar?
Áng: Perfecto, ¿sabes dónde queda el restaurante?
Yo: Ajá...

Seguí a pie la dirección que conseguí en internet hasta llegar a la librería, estaba relativamente lejos del restaurante. Pedí el libro que buscaba, lo pagué y me apresuré a alcanzar a las chicas donde habíamos quedado.

Tuve una visión mientras caminaba de regreso: estaba en un callejón, cuando me di cuenta de que unos hombres me seguían. Saqué mi varita de mi chaqueta para defenderme, lancé el hechizo "convertus animalia", pero no vi en qué animal los convertí. Me fui de ahí y caminé hacia donde creía que estaba el restaurante en el que había quedado encontrarme con Jessica y Ángela. Y entonces, me di cuenta de que estaba en un callejón, igual que el de mi visión. Di media vuelta, pero los vi siguiéndome, los mismos hombres de mi visión. Caminé hasta salir del callejón, le hice caso a mi don y saqué mi varita de la chaqueta y lancé el hechizo hacia los hombres que se me acercaban antes e que estos pudieran hacer o decir algo.

Yo: ¡CONVERTUS ANIMALIA!

Los convertí en ratones (o ratas, mejor dicho), parecía lógico que los hubiera cerca de los contenedores de basura. Los humanos no sospecharían nada, nadie me había visto. Estaba casi segura de que esto contaba como agresión hacia humanos, muy mal visto en mi dimensión, pero no tuve alternativa. Guardé mi varita, me aseguré de que, realmente, nadie me había visto y me fui de ahí. Llegué a una calle transitada y me di cuenta de que estaba perdida. Un Volvo plateado salió del montón de autos que había en la calle, derrapó hasta detenerse frente a mi y se abrió la puerta del copiloto.

Edward: ¡Súbete!
Yo: Eh...
¿Cómo me había encontrado?
Edward: ¡Ahora!
Yo: Está bien... 

Me subí al auto y él condujo a unos 210 Km/hr.

Ed: ¡¿Podrías explicarme qué fue eso?!
Yo: ¿Qué cosa?
Ed: No te hagas la tonta, convertiste a esos hombres en ratas.
¿Cómo me había visto? Ahora si estaba metida en un lío...
Yo: Eso no es posible.
¿Por qué se me hace tan difícil mentirle?
Ed: Te vi hacerlo.
Yo: Eh... Ponte el cinturón.
Su risa impregnó todo el auto.
Ed: Póntelo tu mejor.
No se veía bien, parecía trastornado. La impresión de verme usar magia había sido demasiado... Tal vez si fuera humano, después de todo.
Yo: ¿Estás bien?
Ed: No.
Estuvimos un rato sin hablar y estaba empezando a preocuparme.
Ed: ¿Bella?
¿Que significaba ese escalofrío que recorrió mi cuerpo cuando dijo mi nombre?
Yo: ¿Si?
Ed: ¿Estás bien?
Yo: Si.
¿En serio le preocupaba yo? ¿No me veía en perfectas condiciones?
Ed: Distráeme, por favor.
Bella: No entiendo...
Ed: Háblame de cualquier cosa hasta que controle mi genio.
Bella: Bueno... Mañana atropellaré a Tyler al final de clases.
Ed: ¿Por qué?
Bella: Aparentemente le está diciendo a todos que me llevará al baile de fin de cursos. Supongo que se siente culpable por casi matarme con su auto. Si está paralítico de la cintura para abajo (o si mejor le destrozo la furgoneta) no podrá ir al baile en absoluto.
Ed: Había escuchado ese rumor.
Dijo escondiendo una sonrisa.
Yo: ¿Ah, si? Genial...
Ed: Escogiste un tema excelente.
Dijo esta vez sonriendo y mi corazón dio un brinco en mi pecho.
Yo: Debo ir a ver a Jessica y Ángela.
Ed: Si, allí te llevo.

No le costó trabajo encotrar el restaurante. Tardé un tiempo en caer en cuenta de que no le dije cuál era ni dónde estaba.

Yo: ¿cómo supiste dónde...?
Vi que se ponía tenso, pero no me dio tiempo de analizar su reacción porque llegaron Jessica y Ángela. Me bajé del auto para saludarlas.

Yo: Hola chicas.
Áng: ¿Dónde estabas? Te dejamos mensajes...
Jess: Te esperamos, pero teníamos hambre así que...
Edward se nos había unido.
Edward: Buenas noches, chicas. Perdón por entretener a Bella, nos encontramos por casualidad y...
Aparentemente había superado su actitud de hace un rato. Eso o era muy buen actor.
Jess: No, no te preocupes... Nosotras entendemos eso... Eso pasa...
Áng: Si, claro.
De alguna manera, Edward las intimidaba, pero eso parecía gustarles... No entendía por qué eso me molestaba tanto.
Jess: Bueno, nos vamos, ¿no?
Yo: Si...
Edward: Eh... Quiero asegurarme de que Bella coma algo. Después la llevaré a su casa, no se preocupen.

Me molestaba su actitud sobreprotectora, yo estaba totalmente bien. Si él supiera todo a lo que he tenido que enfrentarme le daría un ataque. Las chicas se fueron hablando entre cuchicheos y Edward y yo entramos al restaurante. Pedí unos raviolis de setas, la carne de esta dimensión nunca me había gustado.

Mesera: ¿Seguro de que no quieres nada, guapo?
Era ya la tercera vez que le preguntaba eso, me enojaba de una manera que no había experimentado antes. La forma en que movía sus pestañas, como agarraba su pelo, su voz aterciopelada...
Edward: No, no gracias.
Dijo sin mirarla, solo me miraba a mí. Sorprendentemente ese hecho me dio ganas de sonreír.
Mesera: Bueno, si quieres algo más... Avísame.


Edward no parecía darse cuenta del doble sentido de sus palabras. ¿Por qué me sentía tan feliz de estar cenando con él? Ojalá Rae esté en casa cuando llegue, tengo más cosas para hablar con él que la naturaleza no humana de Edward. A decir verdad... Esto es muy extraño, algunas no encajan con que Edward sea un vampiro. Hay cosas que no son de la naturaleza... De un vampiro.

Cap 6: Invitaciones e historias inesperadas.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando alguien tocó la puerta de mi habitación.

Rae: Hola, ¿estás despierta?
Yo: Aún si.
Rae: Has estado muy callada, ¿te sientes bien?
Yo: Físicamente, si. Mentalmente estoy confundida. Verás...
Pasé un tiempo explicándole todas las cosas extrañas que había notado en los Cullen, más específicamente en Edward, y explayándome un poco más cuando llegué a la parte de como él detuvo la camioneta solo con su cuerpo.
Rae: Pero... ¿Estás segura de lo que viste?
Yo: Completamente.
Rae: Se supone que no existe nada sobrenatural en esta dimensión. Lo sabríamos a estas alturas.
Yo: Él puede ser cualquier cosa, Rae, pero te aseguro que no es humano.
Rae: ¿Qué crees que pueda ser?
Yo: No lo sé... ¿Conoces a alguna criatura con esas características?
Rae: Ninguna, en realidad. Aunque debas usar magia debes saber qué es, solo procura ser discreta. Si él es magia negra estamos en problemas.
Yo: Habríamos sentido la presencia de magia negra.
Rae: Eso estaba pensando, pero con lo poco que sabemos podría ser una posibilidad.

Esta fue una de las pocas charlas con Rae que no logró animarme. Me dormí pensando un varias posibilidades y descartando cada una de ellas cuando reflexionaba mejor sobre el tema. Esa fue la primera noche que soñé con Edward Cullen. En el sueño solo corría, los árboles aparecían y se desdibujaban a mi alrededor. Él estaba cerca de mi, corrí hacia él, pero él se alejaba de mi.

Me desperté pocos minutos antes de que sonara el despertador de Charlie. Sentí el impulso de varias visiones. Levanté la mano y me concentré en hacer que mi cuaderno de dibujo y mis lápices vinieran hasta mi. Una vez que los tuve conmigo empecé a dibujar. El trance fue menos molesto que otras veces, intenté inútilmente recordar la visión, pero sabía que la olvidaría apenas terminara. Cuando lo hice miré abajo, hacia mi cuaderno de dibujo, y me di cuenta de que no eran varias visiones, sino solo dos. En una hoja me veía a mi caminando por una playa, aunque con un clima bastante nublado, junto a Jacob. Y al pasar la página, veía a Edward, muy enojado, hablando con su familia. Estaban en una gran mesa, debía ser el comedor de su casa, aunque parecía más una sala de conferencias que un almuerzo.

¿Por qué Edward se enojaría con su familia? ¿Estaban enojados porque me había salvado? ¿Estaba él enojado? Mi hermano no entendió mi concentración mientras conducía hacia la escuela. Durante toda la primera hora y parte de la segunda tuve que relatar la historia (o más bien la coartada) del accidente. Les repetí lo mismo a todos: Edward estaba a mi lado y me había apartado de la trayectoria de la camioneta, pero estábamos bien, éramos unos súper sobrevivientes. A los humanos no parecía complacerles esta historia, supuse que buscaban algo más, un chisme escandaloso. Y por supuesto, nadie vio a Edward junto a mi. 

En el almuerzo ya se habían aburrido de mi historia. Me dirigí a clase de biología y lo vi sentado en nuestra mesa de siempre. Me miró por un segundo y luego apartó la vista. ¿Acaso no era yo la que debía estar enojada con él? Ciertamente lo estaba, pero no planeaba ignorarlo como él hacía conmigo.

Yo: Hola Edward.
Intenté decir con voz amistosa, pero solo movió su cabeza levemente en mi dirección, a modo de saludo. Eso es muy grosero. Me senté y puse mis manos en mi rostro durante toda la hora, sin volver a dirigirle la palabra. Casi estaba mareada por sus cambios repentinos de humor.

Pasó un mes así. No nos hablábamos en ningún momento, bajo ninguna circunstancia. Desde entonces no había vuelto a notar nada fuera de lo normal en los Cullen. Mis amigos humanos estaban, extrañamente, más apegados a mi. Me consideraban parte de su grupo, pero en el fondo no me sentía así. Cada día era igual: iba a la escuela, fingía ser humana, fingía que me interesaban las conversaciones de los humanos, fingía que entendía las clases, fingía que no me dolía la indiferencia de Edward, fingía que estaba concentrada en el entrenamiento con Rae y fingía que dormía cuando en realidad me pasaba horas en vela pensando.

Mike era tan molesto como Tyler. No me dejaba sola excepto en las clases que no compartíamos. Me hacía mil preguntas y yo intentaba responderlas lo más amablemente posible, intentando que se notara como si estuviera realmente interesada en lo que me contaba. En realidad, sentía que él quería que lo viera como mi confidente y mi mejor amigo. Y aunque ciertamente era un poco menos molesto que Tyler y Eric, estaba fallando miserablemente.

Mike se sentaba en la mesa del frente en biología. Un día me sorprendió sentándose muy agitadamente, soltó de golpe sus libros en el pupitre y se volteó para mirarme.

Mike: Así que... Jessica me invitó al baile.
El baile de primavera estaba cerca, tenía a todos los humanos extasiados con la idea. La chica era quien elegía, y yo sabía perfectamente que Jessica estaba loca por Mike. En serio, no dejaba de hablar de él, era realmente molesto.
Yo: ¡Eso es genial, Mike! Te divertirás mucho con Jessica.
Y así tal vez me dejes en paz.
Mike: Bueno... Le dije que tenía que pensarlo.
Dijo casi con el rostro verde, parecía a punto de vomitar.
Yo: ¿Por qué harías algo así?
Mike: Es que pensé que tu querrías invitarme.
Yo: Oh...
¿Acaso le había dado a este humano alguna especie de esperanza durante nuestras interminables conversaciones?
Yo: Mike, creo que deberías decirle que si a Jessica.
Mike: ¿Ya se lo pediste a alguien?
Intenté ignorar la mirada de furia que le lanzó a Edward, que se sentaba a mi lado, como siempre, en biología.
Yo: No, no voy a ir a ese baile.
Me parecía muy poco interesante, pero después de decirlo supe que debía tener una excusa de por qué.
Mike: ¿Por qué no?
Yo: Iré a Seattle ese día.
Rae me había dicho que sus amigos estaban locos por esa ciudad, aunque él no entendía por qué. Parecía una buena excusa.
Mike: ¿No puedes ir otro día?
Su voz sonó como si estuviera rogándome. Chico, jamás ruegues por algo, ni siquiera por tu vida.
Yo: No, no puedo. No hagas esperar a Jessica, es descortés.
Mike: Quizás tengas razón...

Masajeé mis sienes, con los ojos cerrados, en busca de intentar curar el dolor de cabeza que me producía este chico. Cuando volví a abrirlos, Edward había cambiado de postura, estaba vuelto hacia mi y me miraba con intensidad a los ojos. Le mantuve la mirada, sus ojos volvían a ser negros. Aproveché este cambio inesperado para detallarlo bien. Era hermoso, tenía la mandíbula bien marcada y su cabello, aunque despeinado, estaba reluciente y perfecto con su color cobrizo. De repente me sentí cohibida, como si me apenara estar ahí en ese momento. Una reacción estúpida ante la incomodidad de su fría mirada sobre mi. Si tenía algún sentimiento, bueno o malo, en ese momento, no lo demostró. El señor Banner interrumpió nuestro intercambio de miradas cuando llamó a Edward para responder una pregunta que no había escuchado.

Edward: El ciclo de Krebs.
Parecía que había acertado.

Miré hacia mi cuaderno totalmente en blanco, sin atreverme a mirarlo otra vez. ¿Por qué este chico me hacía sentir así? ¿Era vergüenza, estaba abrumada? No lo sabía y podía sentir la sangre subiendo a mis mejillas, coloreándolas de un color rojo. 

Sonó la campana y me apresuré a recoger mis libros para irme de ahí. Pero entonces...

Edward: Bella...
¿En serio? ¿Ahora?
Yo: ¿Qué? ¿Me vuelves a dirigir la palabra?
Edward: No, no realmente.
Levanté mi mochila, decidiendo si salir o no.
Yo: ¿Entonces qué quieres, Edward?
Edward: Lo siento. Sé que estoy siendo grosero, pero es mejor así.
Yo: No entiendo.
Edward: Es mejor si no somos amigos.
Yo: Eso debiste pensarlo antes de impedir que me arrollara la camioneta de Tyler.
El silencio duró mucho tiempo, pero aún así no me atreví a mirarlo.
Edward: ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado?
Yo: Estoy segura.
Edward: No sabes nada.

Fue él quien terminó saliendo abruptamente del aula. Estaba muy molesta. No solo era raro sino también imposible de entender. El resto de las clases fueron más aburridas de lo normal, y para rematar estaba el hecho de que Rae se retrasara en la salida. Me apoyé frente a mi camioneta mientras lo esperaba.

Eric: Hola Bella.
Yo: Hola Eric.
Eric era un chico agradable, mientras no hablara mucho. Al mismo tiempo era tan tonto que no se daba cuenta de que Ángela estaba enamorada de él. Sentí la necesidad de escribírselo y pegárselo en la frente. La pobre Ángela era muy obvia.
Eric: Quería saber si irías al baile de primavera conmigo.
¡Dios...!
Yo: Creí que era la chica quien elegía.
Eric: Si, bueno...
Yo: Gracias por la invitación, pero estaré en Seattle ese día.
Eric: Oh... Tal vez la próxima vez.
Yo: Si, claro.
O tal vez podrías ponerle más atención a Ángela. ¿Todos los humanos son así de ciegos o es algo especial de Forks?

Estaba harta, quería salir de aquí. Este lugar ya de por sí es malo, pero este día había sido peor. Había cola para salir del estacionamiento, decidí que la haría mientras esperaba a Rae. En el peor de los casos, me iría sin él y tendría que caminar. En ese momento vi como un Volvo plateado se posicionaba fuera del parqueo, bloqueándome la salida. Casi podía oír la risa de Edward... ¿Por qué lo hacía? ¿Quería arruinar mi día aún más? Escuché los golpes en mi ventana, era Tyler. Por su puesto, debía estar molesto porque no me había movido.

Yo: Lo siento, Tyler. El auto de los Cullen me tiene atrapada.
Tyler: Oh, está bien. Solo quería hacerte una pregunta.
Yo: ¿Vas a invitarme al baile de primavera?
Sonrió con más ganas, parecía que había acertado.
Yo: No voy a estar en el pueblo, Tyler.
Tyler: Eso escuché.
Yo: ¿Y entonces por qué...?
...Me estás haciendo perder mi tiempo?
Tyler: Creí que lo dijiste solo para darles una excusa y suavizarles el golpe. Ya sabes, a Mike y a Eric.
¿Es en serio? Retiro lo dicho, Tyler es más insoportable que Mike.
Yo: Lo siento, Tyler, pero en serio no voy a estar.
Dije más bruscamente de lo que tenía planeado.
Tyler: Está bien, aún nos queda el baile de fin de curso.
Dijo guiñándome el ojo antes de irse a su auto. ¿Qué se había creído este chiquillo? ¿Y por qué estaba conduciendo sin licencia? Además de molesto era irresponsable. Me pareció que volvía a oír una risa proveniente del bello Volvo plateado. ¿Qué tanto podía mi Pickup destrozarle el parachoques?

Rae: Si las miradas fueran puñales...
Yo: ¿Dónde estabas?
Rae: Lo siento, no me di cuenta de que era tan tarde. ¿Sucedió algo? Parece que quieres un tanque para pasarle por encima a ese auto.
En ese momento el auto de los Cullen arrancó y Edward, junto con sus hermanos, desaparecieron en la carretera.
Yo: Nada importante.

Esa tarde pude compartir más con Rae. Después del entrenamiento hicimos palomitas de maíz (una de las pocas botanas que me gustan de esta dimensión) y hablamos hasta que se hizo de noche. Al parecer se estaba volviendo más cercano a sus amigos, pero sobretodo a Natasha. No me lo  dijo, y yo no le insistí, pero estaba segura de que le gustaba ella. Debería al menos saber quien era, en este pueblo tan pequeño y una escuela aún más pequeña no debería ser difícil encontrarla. Charlie llegó tarde, se fue a su habitación sin cenar, aun cuando le dije que le dejamos la cena en el microondas, y estoy segura de que se durmió con la misma ropa con la que llegó. Rae y yo nos miramos sin saber que hacer, la rutina de humanos iba a matar a Charlie. Me fui a dormir, esta vez sin desvelarme, esperando volver a soñar con Edward esa noche.

.

Soñé con él. Era el mismo sueño, pero esta vez yo le pedía que se quedara. Él volteó a verme, me miró con esos ojos negros e intensos. Sabía que los ojos negros significaban que estaría de mal humor, así que me alejé. Él se entristeció cuando creyó que yo me alejaba por miedo hacia él. Fue insoportable. "¡No, espera! Déjame explicarte...". Le grité, pero él no volvió la vista hacia mi.

No estaba segura de si esto se consideraba una pesadilla. Esta vez fue Rae quien me despertó, estábamos llegando tarde y él tuvo que empacarnos a ambos la comida. Llegamos al estacionamiento de la escuela. Tuve suficiente tiempo para decidir que seguiría enojada con él hasta que decidiera hablarme como una persona civilizada. Aparqué lejos de su perfecto Volvo, lo que hizo que Rae levantara una ceja en mi dirección, pero no dijo nada. 

Una persona, a pocos metros que gritaba el nombre de mi hermano, llamó mi atención. Era una chica baja, con el cabello corto y rubio y ojos claros. A Rae se le agrandaron los ojos y una enorme sonrisa surgió en su rostro. Esa debía ser Natasha. Él corrió hacia ella antes de que pudiera preguntárselo. Me reí mientras lo veía irse con ella, me distraje lo suficiente para no darme cuenta de que mis llaves habían caído de mi bolso. Estaban en un charco de agua probablemente muy fría. Genial. Me incliné para recogerlas pero alguien me ganó.

Yo: ¿Cómo lo haces?
Edward: ¿Qué cosa?
Dijo mientras me entregaba las llaves de mi camioneta, con cuidado de no tocar mi piel con la suya.
Yo: Aparecer de la nada.
Hasta hace unos minutos juraría que no había nadie cerca de mi y que su auto estaba vacío.
Edward: Bella, no es mi culpa que seas así de despistada.
Hoy estaba de buen humor, su sonrisa era radiante y sus ojos eran dorados otra vez. Pero yo no estaba de humor para aguantar su bipolaridad. Lo ignoré y comencé a caminar hacia el edificio.
Yo: ¿Por qué el atasco de ayer? Creí que pretendías que no existía.
Edward: Tenía que darle a Tyler su oportunidad, además no pretendo que no existas... Quería pedirte algo, pero me cambiaste el tema.
Yo: ¿Tienes un trastorno de personalidad múltiple?
Edward: Lo estás haciendo otra vez.
Dijo a modo de broma.
Yo: ¿Vas a pedirme que vaya contigo al baile?
No sé por qué, pero al decirlo me pareció la mejor idea del mundo ir a ese baile. Bajé mi cabeza, intentando ocultar mi rubor.
Edward: No, no tendría sentido ya que supe que vas a ir a Seattle ese día, y me preguntaba si querías dar un paseo.
Yo: ¿Un paseo? ¿A Seattle?
¿Dar un paseo a Seattle con la perfección masculina en persona? ¿Es en serio?
Edward: Si, tenía planeado ir a Seattle en estos días, pero dudo que tu monovolumen pueda resistirlo.
Dijo intentando contener la risa.
Yo: Mi auto va bien, gracias.
Para este punto ya estábamos en la puerta del aula.
Yo: No lo entiendo, creí que no querías ser mi amigo.
Cada vez el Edward de mi sueño alejándose de mi me parecía más real.
Edward: Dije que sería mejor no ser amigos, no que no lo deseara. En realidad, sería más prudente que no fueras mi amiga, pero estoy cansado de alejarme de ti... ¿Me acompañarás a Seattle?
Faltaba veinte minutos para la clase y éramos el centro de las miradas de los estudiantes que pasaban por el pasillo, pero eso no podía importarme menos. Asentí con la cabeza sin mirarlo, aún no podía ocultar mi rubor. ¿Qué rayos me pasaba?
Edward: Deberías alejarte de mi, en serio. Te veré en clase.
Dicho esto se marchó. Nunca había notado que caminaba como si fuera un modelo o como un animal cazando a su presa...

Mi cabeza permaneció en otro mundo a lo largo del día. Solo podía pensar en Edward. Estaba ansiosa por la hora del almuerzo, así podría observarlo comer (o no comer, mejor dicho) en la mesa con sus hermanos. Pero cuando fui al comedor él no estaba ahí.¿Acaso se había ido después de hablar conmigo? ¿Por qué sería? Tuve que caminar unos metros para darme cuenta de la respuesta a la primera pregunta. Él no se había ido, solo se sentaba en otra mesa. Al ver que lo había notado, sonrió y me hizo señas para que me acercara. Almorzar con Edward definitivamente sería un cambio agradable en la espantosa rutina con humanos.

Edward: ¿Por qué no te sientas conmigo hoy?
Lo hice, mientras lo miraba levantando una ceja a modo de pregunta.
Edward: Decidí que haga lo que haga me voy a ir al infierno, así que voy a hacer lo que quiera.
Eso solo hizo que levanta aún más la ceja.
Yo: Lógico... ¿Por qué el cambio?
Edward: Ya te lo dije. Me cansé de alejarme de ti, así que me estoy rindiendo.
Desdobló una servilleta y la sostuvo mientras la movía de un lado a otro.
Edward: ¿Ves? Bandera blanca.
Debió ser un chiste muy divertido, pero para desgracia suya yo no estaba familiarizada acerca del significado que los humanos le habían dado a una bandera blanca.
Yo: Así que... ¿Somos amigos ahora?
Edward: Supongo que si, pero debo advertirte que no soy un buen amigo para ti.
Yo: Bien, tu me invitaste a un paseo por Seattle así que... ¿Quieres ir a una fiesta en La Push?
En la primera clase Jessica y Ángela me habían comentado sobre ese asunto. Antes me había parecido una idea terrible, pero si iba Edward tal vez no sería tan malo. Rae también iba a ir y de seguro Jacob estaría ahí... Oh, claro. Mi visión era en La Push. La de Jacob caminando conmigo por la playa... Parece que de todas formas iba a ir.
Edward: No creo ser bienvenido ahí.
Yo: ¿Por qué no?
Edward: No me han invitado, los Cullen siempre hemos sido "los raros".
Yo: Todos somos raros y yo acabo de invitarte.
Edward: ¿Cuando?
Yo: Mañana, después de la escuela.
Edward: No puedo... Debo asistir a Carlisle con algo en el hospital. Lo siento...
Me sentía como una tonta solo de haberlo preguntado. Al menos podría ir y hablar un rato con Jake, no lo veía en meses.
Edward: ¿En qué piensas?
Yo: Trato de averiguar qué eres.
No sé qué me impulsó a decir eso. Su sonrisa flaqueó por un segundo, pero la contuvo.
Edward: ¿Y estás teniendo suerte?
Yo: No realmente.
No había notado que la gente estaba empezando a irse. ¿Se había acabado la hora del almuerzo? ¿Tan pronto? No había comido nada. Pude notar a Jess, Ángela, Mike, Tyler y Eric yendo hacia sus respectivas clases y lanzando miradas extrañas hacia la mesa donde estábamos Edward y yo. Lo mismo hizo el grupo de Rae y de último los hermanos de Edward. Solo por sentarnos juntos éramos el centro de atención.
Edward: ¿Vas a decirme tus teorías?
Yo: Creo que se me hace tarde. Tal vez cuando estemos en Seattle.
Edward: Como prefieras. Hasta luego, Bella.
Dijo con una extraña mirada, era... ¿Cariño? Esa idea me hizo sonreír, y mi sonrisa fue casi tan radiante como la suya.
Yo: Hasta luego, Edward.
Edward: ¡Ah, Bella! Ten mucho cuidado por favor. Al parecer no te puedes alejar de los problemas.
Me sentí un poco ofendida, pero decidí no arruinar el momento.
Yo: Así lo haré.

.

En la playa no hacía calor en realidad, pero era lo más caluroso que esta gente probablemente iba a conocer. Habíamos llegado en una van, algunos se estaban preparando para meterse en el agua. Tal y como lo había vaticinado, apreció Jacob con dos de sus amigos.

Jake: Hola Bella, hola Rae. Ellos son Quil y Embry.
Yo: Hola Jake.
Rae: ¿Qué tal, Jacob?
Rae estaba muy distraído hablando con sus amigos, aparentemente la zona era buena para surfear, aunque yo no veía buenas olas en el mar.
Jess: Acompañen a bella, no vino su amigo.
Me molestó la forma odiosa en que dijo "amigo", hizo que Rae se volteara y me mirara de forma inquisitiva. A veces él actuaba como si fuera el mayor.
Eric y Mike: ¡¿Quién?!
Jess: Invitó a Edward.
Jessica estaba empezando a sacarme de mis casillas. ¿Que acaso no había un chisme que, en su mente, no debiera ser contado?
Áng: Fuiste muy amable, nadie lo invita nunca...
Quil: Es que es muy raro.
Embry: Ni que lo digas.
¿Acaso ellos sabían algo de él o de los Cullen?
Yo: ¿Lo conoces?
Quil: Los Cullen no vienen aquí.
¿A qué se refería con eso? Intercambió una mirada con Embry que parecía como si guardara un secreto con él.
Jake: Ven, vamos a dar un paseo.
Yo: Seguro.

Al final, mi visión se cumplía. Esperé a que nos alejáramos lo suficiente para hacerle la pregunta.

Yo: ¿A qué se refieren con que los Cullen no vienen aquí?
Jake: ¡Bah! No es nada.
Yo: Dime.
Jake: Es parte de una vieja leyenda.
Yo: ¿Leyenda?
Jake: Si, bueno... ¿Sabes que nosotros, los Quileutes, supuestamente descendemos de los... Lobos?
Yo: ¿Lobos? 
Esta dimensión es más emocionante de lo que creía
Jake: si, hace tiempo mi bisabuelo era el líder de nuestra tribu, la defendía de unos intrusos que atacaron su pueblo muchos años atrás. Le decían "los fríos". Un día, mi bisabuelo encontró a los Cullen cazando en nuestras tierras, pero afirmaron ser diferentes a los otros de su especie, así que hicieron un trato: ellos nunca más entrarían a nuestras tierras y nosotros no los delataríamos a los cara-pálida.

Bisabuelo y Cullens no concuerdan en la misma oración. Pareciera que ellos hubieran estado vivos en esa época, pero eso no es posible a no ser que sean... Inmortales.

Yo: No entiendo, ¿qué tienen que ver los Cullen con "los fríos" que atacaron la tribu? ¿Qué son los Cullen?
Jake: Son los mismos. Bueno, los que atacaron la tribu no, pero son "los fríos" de su mima especie.
Yo: ¿Y qué son los frios?
Jake: Bebedores de sangre, tu gente los llama vampiros.


Vampiros... No me daba miedo la mención de esa palabra, ya conocía otros vampiros del RM. Los Van Schafer, cuya reputación no es muy buena que se diga, es una familia con dos padres y siete hijos, de ellos solo había una que me caía bien.

Pero aún así había algo que no encajaba con las pistas que tenía sobre los Cullen y mis conocimientos sobre vampiros. Había un mínimo, pequeño e insignificante detalle que no estaba viendo... Y no sabía cuál era. Al llegar a casa, encendí la computadora y encontré un mapa con la direccion de una librería en la que podría encontrar un libro con las historias de los Quileutes (la tribu de jacob). Me dormí pensando en hablar con Rae por la mañana sobre el nuevo descubrimiento que había hecho y de cómo podíamos comprobarlo.